10 de set. 2013

Las mentiras del Financial Fair Play

«Cada vez que se menciona el Financial Fair Play (FFP) se usa como pretexto que aquello que hacen Abramovic o Mansour es injusto, pero en realidad, son los chivos expiatorios para justificar el acuerdo político que alcanzó la UEFA con las élites del fútbol europeo». Decía el economista Stefan Szymanski hace un par de meses en una de sus columnas - escribe en Forbes y The Guardian entre otros -. Catedrático en economía es una de las muchas voces - y quizá la más autorizada - que le han salido respondonas a Platini en contra de su sistema de limpieza financiera.

En ocasiones da la sensación que el único trabajo que tiene el presidente del máximo organismo europeo es hacer entrevistas y cenar con Rummenigge o Florentino Pérez en alguna lujosa capital. Platini, que acepta con exquisito gusto francés someterse al micrófono cada vez que le solicitan, palidece sin saber dar una respuesta convincente siempre que es abordado por el asunto del FFP. En una de sus últimas apariciones, el periodista del Daily Mail, Martin Samuel (otro gran crítico de la norma), dejó en ridículo al presidente de la UEFA en la mayoría de asuntos que le expuso sobre el gran perjuicio de un sistema que es vendido por la federación europea como «el único modo de salvar a los clubes de sí mismos».

Entre el sector crítico también se encuentra Simon Kuper, que relató hace un año en el Financial Times, con todo lujo de detalles, el nacimiento de la regla tras una reunión informal mantenida entre los presidentes del Bayern, Real Madrid, Milán y el máximo mandatario continental, donde éstos, le expusieron el temor a perder su estatus ante las continuas llegadas de grandes inversores al mundo del fútbol. «No podemos competir con ellos, hay que hacer algo» le dijeron. Pocos meses después aquellos temores se plasmarían en un borrador que daría el pistoletazo de salida al juego limpio financiero. 'El acuerdo político con las élites'.

UEFA expone una serie de datos, en apariencia, irrefutables. El 55% de los clubes europeos dieron pérdidas en 2011, el 38% presenta un patrimonio neto en negativo y el 16%, según sus propios auditores, no son viables. Eso no deja en buen lugar al organismo en su papel de ama de casa, por lo que intenta justificarse planteando medidas más estrictas. Sin embargo, cuando se mira detrás de esos números sólo aparecen pequeñas y medianas entidades situadas entre la permanencia y la zona media. «La UEFA no se atrevería a restringir la libertad de los poderes establecidos. Centrándose en los medianos y pequeños clubes lo que hace el FFP es asegurarse de que ninguno de ellos vuelva a ser un estorbo para las élites» Dice Szymanski. Algo que en cierta medida justificó Platini ante el interrogatorio de Samuel: «El Mónaco no es un caso de FFP, no lo es porque no juega en Europa. No tenemos potestad en los campeonatos nacionales».

Pero Szymanski va más allá en su crítica: «UEFA quiere hacernos usar frases vacías de significado como camuflaje para no hurgar en una agenda que tiene poco que ver con el juego limpio financiero y mucho con el ejercicio abusivo del poder. La medida no busca la igualdad, la regla fijará a perpetuidad las diferencias actuales». Y añade: «¿Por qué es justo que el Milán haya construido su hegemonía en Italia gracias a la inyección de capital de Berlusconi y es injusto que lo haga Abramovic en el Chelsea?» A dicha cuestión respondió así Platini: «El FFP trata de proteger al club de la ruina, no hacerlo más competitivo».

- Martin Samuel: Señor Platini, ¿si en 2014 cinco de los diez principales clubes incumplen con el FFP, les sancionaría expulsándoles de la competición?

- Platini: No. Eso sería ir en contra de nuestros propios intereses. Les advertiríamos, y si son reincidentes, pensaríamos en tomar medidas más severas.

En otra de sus respuestas el dirigente deja todavía más claro la debilidad del FFP: «Somos conscientes de que muchas de las sanciones que impongamos pueden acabar en los tribunales, no tenemos la seguridad de poder ganar». Entonces, ¿de qué sirve el FFP?

¿Quién está detrás del Fair Play Financiero?

El presidente de la UEFA vende como un triunfo personal haber desmantelado el G-18, llevando a los rebeldes a integrarse en ese engendro oficial llamado ECA – European Club Association – , algo que consiguió tras alcanzar un pacto de no agresión y dar una serie de concesiones a las élites del fútbol. Michel Platini va camino de pasar a la historia como el único mandatario UEFA que no ha tenido ningún enfrentamiento con los grandes clubes, y no lo ha tenido porque siempre ha estado alineado con sus intereses en lugar de hacerlo con el bien común del fútbol continental, como así hicieron sus antecesores.

Detrás del pacto con la ECA se esconden dos personajes vinculados al mundo de las finanzas, de estrecha relación con las grandes entidades futbolísticas. En la redacción y elaboración del FFP tiene mucho que ver el belga Jean-Luc Dehane, expresidente de Dexia Bank, entidad rescatada en dos ocasiones con 15 mil y 11 mil millones de euros. El segundo hombre es el millonario holandés Johann Lockhorst, que abandonó su grupo tras ocasionar un agujero económico de 25 mil millones de euros. Ambos están pendientes de acudir a la justicia por su responsabilidad en la quiebra de las empresas que dirigieron. Ante el sonrojo y el descrédito de que estos dos personajes – que han hecho negocios con tipos como Abramovic o Pérez – estén detrás del reglaje de la norma, Platini responde con sorna: «No es justo matar a un gran delantero por errar una ocasión de gol».

Otro de los puntos surrealistas es que el dueño del Chelsea, la justificación por la cual se crea el FFP, es una de las voces autorizadas que han dado su bendición al asunto. ¿No es extraño que uno de los nombres que son señalados como justificante a una ley que viene a poner fin a esas prácticas se muestre satisfecho con algo que en teoría le va a perjudicar? Es una más de las grandes perversiones que se esconden tras la ley del juego limpio financiero. En apariencia obliga a todos a actuar por igual, pero en la forma en la que está articulada protege de facto a los grandes clubes – en realidad a todo aquel que tenga dinero – para penalizar a los pequeños – o aquellos que tengan problemas –. «Se trata, por lo tanto, de un club privado montado entre unos pocos ricos en el que no se aceptan más socios» finaliza Szymanski.

En su árdua lucha contra el dóping económico la UEFA parece no tener en cuenta un dato demoledor: De los 5600 millones de euros repartidos en premios UEFA durante la última década el 53% han recalado en apenas 10 clubes. Algo que está teniendo un efecto devastador en las pequeñas ligas, trasformando en dominadores absolutos a un reducido grupo de entidades. A pesar de que Platini advierte de que «en el futuro habrán más leyes como el juego limpio financiero» el FFP institucionalizará las diferencias entre grandes y pequeños por restringir al máximo las vías de crecimiento que hasta hoy podía tomar una entidad con vistas a mejorar su estatus. Dicho de otro modo, si los gobiernos occidentales impulsaran una ley que dijera que solamente aquellos que tengan ahorrado el valor total de una vivienda podrán acceder a ella, prohibiendo la financiación hipotecaria, dejarían a las clases trabajadoras sin la posibilidad de tener un hogar, y por lo tanto, de prosperar. Como no se cansa de advertir Szymanski, estamos ante la institucionalización de las élites imperantes, ante una ley que favorece a los ricos y penaliza a los pobres. ¿Es justo el FFP?
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